domingo, 11 de enero de 2015

Europa, huérfana


Cuando el pasado mes de octubre acudí a la Santa Misa en la nueva iglesia de Las Tablas, en Madrid, el celebrante me sorprendió con una jugosa plática en la que, con ocasión de la fiesta de Santa Brígida de Suecia, copatrona de Europa, comparó a nuestro continente con un niño huérfano. Podemos, con Dickens, imaginar a este niño viviendo en un lúgubre orfanato, privado del calor y el cariño de sus padres, sintiéndose inseguro, temeroso, desconfiado. Esa inseguridad que le hará ver al semejante como a un enemigo, o como a una víctima, convirtiéndose en perfecto candidato para toda clase de malas inclinaciones, y casi ninguna esperanza de gozar en el futuro de una vida larga y venturosa.

Habiendo Europa renunciado a su identidad cristiana, declarando la muerte de su Padre-Dios, presenta todos los síntomas de aquel niño huérfano, que teme a su futuro porque ha perdido toda la esperanza en sí mismo y en la humanidad.

Traigo esto a colación por los recientes atentados islamistas de París. Lo primero que me gustaría señalar es que, en contra de la opinión dominante, no ha sido un atentado "contra la libertad de expresión".

La libertad de expresión no es un derecho ilimitado ­–como tampoco lo es ningún otro-. En su ejercicio siempre se deben respetar los derechos de los demás. Por ejemplo, en España, el artículo 20 de la Constitución señala al respecto que “estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia”.

Así, en ningún caso resultará admisible el insulto o las calificaciones claramente difamatorias, como establece el Tribunal Constitucional, en sus sentencias SSTC 204/2001, de 15 de octubre; 20/2002, de 28 de enero; STC 181/2006; STC 9/2007. Por tanto tampoco se puede hacer escarnio o mofa de las creencias de los demás, pues hay otro derecho fundamental que las protege.

En España, el artículo 10 de la  Constitución, en su apartado segundo, señala que : Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España, norma que, según nuestro TC «obliga a interpretar los correspondientes preceptos de [la Constitución] de acuerdo con el contenido de dichos Tratados o Convenios, de modo que en la práctica este contenido se convierte en cierto modo en el contenido constitucionalmente declarado de los derechos y libertades que enuncia el capítulo segundo del título I de nuestra Constitución». De la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la 183 Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948 interesa destacar hora su artículo 18, que establece que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. 

Por ello nuestro Código Penal, castiga a quien “para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.”

Es decir, que los dibujantes y editores de la revista atacada no ejercían su derecho a la libertad de expresión cuando hacían escarnio de las religiones, iban mucho más allá de aquel, abusaban de él y por tanto incurrían en ilegalidad, situándose al margen del Derecho.

En ese sentido es clarificador lo que Benedicto XVI dijo en Munich el 10 de septiembre de 2006: “Las poblaciones de África y de Asia ciertamente admiran las realizaciones técnicas de Occidente y nuestra ciencia, pero se asustan ante un tipo de razón que excluye totalmente a Dios de la visión del hombre, considerando que esta es la forma más sublime de la razón, la que conviene enseñar también a sus culturas. La verdadera amenaza para su identidad no la ven en la fe cristiana, sino en el desprecio de Dios y en el cinismo que considera la mofa de lo sagrado un derecho de la libertad y eleva la utilidad a criterio supremo para los futuros éxitos de la investigación.”

Los terroristas, en realidad, han matado personas, cercenando vidas humanas, y con ello han atentado contra nuestra civilización y contra nuestra cultura, y contra todos nosotros, despreciando el supremo valor de la vida humana. Es decir, han vulnerado los más profundos valores que sustentan nuestra cultura occidental y nuestra visión del mundo, esencialmente el que establece la esencial dignidad del ser humano y el valor absoluto de la vida humana. Como recordaba Benigno Blanco en su Lección inaugural de Apertura de Curso en la UCAM el 12 de noviembre, la civilización occidental [es] la más humanista que ha existido. Sólo aquí, en Occidente, hemos descubierto e interiorizado la radical igualdad entre los seres humanos; sólo aquí hemos construido el concepto de dignidad humana y teorizado los derechos humanos; sólo aquí hemos creado todo un entramado institucional para defender la libertad: el Estado de Derecho; sólo aquí hemos sometido a criterios éticos los más radicales poderes del Estado como la pena de muerte y la guerra; sólo aquí hemos erradicado la tortura y la esclavitud.

Pero… ¿Estos principios siguen siendo hoy los valores sobre los que asienta nuestra civilización occidental? ¿No nos hemos ido encargando nosotros mismos, desde hace décadas, de vaciarlos de contenido, de relativizarlos e incluso de oponernos a ellos, renunciando así a nuestra propia esencia?

En la vieja, envejecida y esclerótica Europa, víctima del pensamiento débil, ha dejado de tener sentido la apelación a la verdad del hombre, y a un humanismo de raíz cristiana que supuso el fundamento de los Derechos Humanos y de la consagración de la dignidad inviolable de todo ser humano.

El relativismo, con su renuncia al uso de la razón para descubrir la verdad, ha sumido al hombre occidental en un pozo de miedo y de soledad. Los jóvenes europeos que se ven lamentablemente seducidos por los movimientos radicales islamitas posiblemente lo sean por la aversión a caer en el nihilismo. Los asesinos de París –jóvenes esencialmente- no eran una excepción. Porque, como se ha visto, “cuando prescindimos de Dios emprendemos una oscura senda en la que toda degradación es posible”, en palabras de Carlos López Díaz.


La solución, la recuperación de la esperanza está en nuestras manos, pero no será fácil, porque ese pensamiento débil, que es como una enfermedad, rebaja el nivel ético general, de modo que en nombre de un falso concepto de tolerancia se termina persiguiendo a los que defienden la verdad sobre el hombre y sus consecuencias éticas (Papa Francisco, 20-6-2014). Por eso, me temo que, como afirmaba Tácito refiriéndose al Fin del Imperio Romano, “hemos llegado a un momento en que no somos capaces de soportar ni nuestros problemas ni sus soluciones”.

4 comentarios:

  1. Excelente reflexión. Debe permanecer siempre el respeto a la dignidad humana, en su esfera físico y también espiritual y de sentimientos. El problema es -me temo-, que al final se traduzca en que se supriman todas las críticas al islam y que los cristianos sigamos recibiendo todo tipo de vejaciones. Y los políticos, a dos velas..

    ResponderEliminar
  2. Esta masacre me parece imperdonable. Los cristianos nunca haríamos una cosa semejante, pero si debemos manifestar nuestro descontento cuando se critica y, en ocasiones se ridiculiza, algunos aspectos de la Iglesia o a sus representantes. Aunque siempre lo debemos con el debido respeto y nunca con violencia.

    ResponderEliminar
  3. Respeto, respeto, educar en respeto, un huerfano nunca puede ser educado en respeto si no tiene donde aprenderlo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias a todos por vuestros comentarios...

    ResponderEliminar

Agradecería cualquier comentario relativo al presente post, pero ruego que se haga siempre con respeto, de otro modo no podrá aparecer publicado. Muchas gracias.

Un año en la División Azul.

Transcribo a continuación el artículo que publiqué recientemente en el número 743, junio 2021, de la revista mensual BlauDivisión, Boletín d...