jueves, 13 de septiembre de 2012

El desmantelamiento espiritual de España




Mi sabio y siempre brillante amigo Jorge Buxadé (http://jorgebuxade.wordpress.com) ha publicado en su Blog  un post en el que, con el título de “Pueblo espiritualmente desmantelado” acierta de pleno al identificar la causa última del actual estado de postración de España (y digo postración, de postrado, rendido, humillado, abatido, enflaquecido, debilitado, sin vigor ni fuerza, arrodillado): es el decaimiento, el desmantelamiento espiritual de los españoles. Lo explica tan magistralmente bien que copio a continuación, con su permiso su post íntegro. ¡Gracias Jorge!

Traigo hoy una larga cita o transcripción de una carta escrita por José Antonio Primo de Rivera en 12 de julio de 1936 y dirigida a Ernesto Gimenez Caballero: “Lo malo sería la experiencia Maura-Prieto, con una excitación artificial de los negocios, las obras públicas, etc., para fingir una prosperidad económica sin levantar nada sobre fundamentos hondos. Al final sobrevendría una gran crisis económica sobre un pueblo espiritualmente desmantelado para resistir el último y decisivo ataque comunista (lo nuestro es un período de calma burguesa no es donde se alcanza su mejor cultivo).”
La cita viene al caso, aunque no quiero con ella hacer un expreso y exacto paralelismo, pero sí caer en la cuenta de cómo dos almas superiores como fueron las del fundador de Falange y las del Robinson Literario, poeta, filósofo, ensayista, diplomático, fundador de la mejor revista literaria, advirtieron que lo peor no era tal o cual gobierno, tales o cuales colores, partidos, siglas o nombres…lo peor era el desmantelamiento espiritual del pueblo.
Quiero hacer notar que cuando se habla de espiritual no se emplea el término en sentido religioso y menos aún confesional, sino en un sentido más amplio, pues abarca lo anterior y también el ámbito político y social.
Este verano he disfrutado de la lectura de Ernesto Gimenez Caballero reencontrándome con mi yo más ibérico, más hispánico, más rotundamente romano. Serán cosas de la crisis. Y de la ineludible necesidad de defendernos frente al achique de espacios de los arios. A Don Ernesto le pasó mucho de lo mismo, aunque siempre fue de Ortega, otro monstruo sacrificado por la España cainita.
Sigue retumbando. Pueblo espiritualmente desmantelado. Visionario el asesinado en Alicante. Que delicadeza. Pueblo aniquilado. Pueblo vaciado. Ahora diríamos…pueblo deconstruido. Vaciado, desvertebrado en términos orteguianos, y vuelto a rehacer, ya distinto, flojo, sin nervio, sin fe en su destino, sin conocimiento de su pasado, sin consciencia de su vocación.
Eso es lo que nos ha dejado, ya lo podemos decir, la Constitución de 1978. Un pueblo desmantelado. Una excitación artificial de los negocios y de las obras públicas, una cultura del enriquecimiento económico, una expulsión de Dios de la vida Publica y privada, un vaciamiento de las consciencias, unas primeras generaciones que desconocen, como en la Rusia soviética los conceptos de culpa, de pecado, de libertad. No se donde lo he leído, o si es convicción propia, pero sin concepto de culpa, de daño, de pecado, no puede haber libertad ni orden social.
- Filosofías, dirán ustedes! No necesitamos filosofías sino liquidez bancaria y reforma tributaria.
- Quizás! No digo que no. Sólo objeto: Es un error pensar que lo económico se sobrepone a todo lo demás, es materialismo; segundo, lo importante no es tener dinero sino saber qué hacer o no hacer con él. El espíritu es superior a la materia.
- Paparruchas, me contesta el lector compulsivo de prensa. Fíjese usted en la editorial de aquí, y en esta columna, y en aquel reportaje. Lo ve? Hasta el nacionalismo es puro negocio. Con dinero se resolverá todo.
- Repito de nuevo. Quizás. No quiero dogmatizar. Sólo sé que los pobres nunca han hecho una revolución.
Pueblo desmantelado. ¿Quién lo reconstruirá?



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