Reproduzco a continuación una
carta del Obispo de Solsona, provincia de Lérida, Mons. Xavier Novell, que me ha parecido
especialmente brillante. La he leído en InfoCatólica,
de donde asimismo he tomado prestada la foto:
“Hace unas semanas se publicó en la prensa la noticia de que un perro
abandonado, que causaba temor y peligro a los vecinos de un pueblo de nuestra
diócesis, había sido sacrificado a tiros por un concejal del Ayuntamiento.
Conocida la noticia comenzaron las reacciones mediáticas reclamando dimisiones
políticas e, incluso, acciones judiciales ante la que fue calificada como
"la barbarie de Torá".
No pude evitar enfrentarme a una pregunta: Cuando cada año se publican
las cifras escalofriantes de los abortos en Cataluña, ¿como es que casi todo el
mundo calla? ¿Es que no tiene valor la vida de decenas de miles de nonatos
eliminados impunemente? ¿Será cierto que los animales tienen tantos o más
derechos que las personas? ¿Qué pasa en este país?
La deformación moral es tan grande que los columnistas y tertulianos
pro-abortistas llegan a afirmar que "el aborto es un derecho". Sin
juzgar ninguna mujer que haya abortado, porque a menudo son víctimas de una
violencia estructural contra la maternidad, ejercida por las empresas, el
sistema sanitario o la ideología imperante, hay que decir bien claro y bien
fuerte que el aborto es un crimen, uno los más terribles y abominables de la
humanidad. Es el asesinato del más indefenso, del propio hijo. Esto lo tenemos
que decir sin miedo.
El relativismo moral de nuestra cultura bandeja y vitupera aquellos que
nos atrevemos a decir que el aborto es un crimen y nos califica como retrógrados,
misóginos, carcas y antidemocráticos. No se quiere escuchar que existe la
obligación moral de defender al inocente y perseguir al criminal. Su criterio
para discernir lo que está bien y lo que está mal es perverso: está bien lo que
la mayoría lo considera un bien, es un derecho lo que la mayoría quiere ejercer
sin obstáculos. Este es el camino falso a través del cual se llega a catalogar
como un derecho lo que simplemente es un crimen.
¿Cómo puede ser que tengamos entrañas y pedimos caridad para un perro y
no las tengamos para un niño no nacido?”
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