Esta carta ya me era conocida, pero la reproduzco
aquí porque me parece de gran interés y actualidad. La escribió el político
socialista francés de principios del siglo XX y fundador del periódico
L’Humanité, Jean Jaurès, cuyo nombre completo era Auguste Marie Joseph Jean
Léon Jaurès (Castres, Francia, 3 de septiembre de 1859 – París, 31 de julio de
1914). La envió a su hijo, después de que éste le hubiera solicitado que
escribiera al centro educativo para que le eximieran de estudiar Religión. Algo
a lo que el político se negó rotundamente. En la carta subraya por qué es
imprescindible para el hombre estudiar Religión. Cabe recordar por último algo casi obvio: el que la escribe es ateo y de
izquierdas.
“Querido hijo:
Me pides un
justificante que te exima de cursar religión, un poco por tener la gloria de
proceder de distinta manera que la mayor parte de los condiscípulos y temo que
también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones
religiosas. Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te lo enviaré
jamás.
No es porque
desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo
hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor.
Cuando tengas
la edad suficiente para juzgar, serás completamente libre pero, tengo empeño
decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, y no lo serían
sin un estudio serio de la religión.
Te parecerá
extraño este lenguaje después de haber oído tan bellas declaraciones sobre esta
cuestión; son, hijo mío, declaraciones buenas para arrastrar a algunos pero que
están en pugna con el más elemental buen sentido. ¿Cómo sería completa tu
instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre
las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por tu ignorancia voluntaria,
no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un
disparate?
Dejemos a un
lado la política y las discusiones y veamos lo que se refiere a los
conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición.
Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos y
de los romanos y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero
después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y
produjo una nueva civilización?
En el arte
¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos
modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas
que ellas contienen?
En las letras
¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre,
Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente de cuestiones
religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos
estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas
inspiraciones? Si se trata de derecho, de filosofía o de moral ¿puedes ignorar
la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la
moral más sabia y más universal? –éste es el pensamiento de Juan Jacobo
Rousseau-.
Hasta en las
ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran
cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de
Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarion se
entrega a fantasías teológicas.
¿Querrás tú
condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios? Hay
que confesarlo: la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones
de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del
mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer
conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas
inteligencia preclaras.
Ya que hablo de educación: ¿para ser un
joven bien educado es preciso conocer y practicar las leyes de la Iglesia? Sólo
te diré lo siguiente: nada hay que reprochar a los que las practican fielmente,
y con mucha frecuencia hay que llorar por los que no las toman en cuenta. No
fijándome sino en la cortesía en el simple ‘savoir vivre”, hay que convenir en
la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas.
Si no estamos obligados a imitarlas, debemos por lo menos comprenderlas para
poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son
debidas.
Nadie será
jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas.
Querido hijo:
convéncete de lo que digo: muchos tienen interés en que los demás desconozcan
la religión, pero todo el mundo desea conocerla. En cuanto a la libertad de
conciencia y otras cosas análogas, eso es vana palabrería que rechazan de
ordinario los hechos y el sentido común.
Muchos
anti-católicos conocen por lo menos medianamente la religión; otros han
recibido educación religiosa; su conducta prueba que han conservado toda su
libertad.
Además, no es
preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no
ser cristianos los que tienen la facultad de serlo, pues, en caso contrario, la
ignorancia les obliga a la irreligión. La cosa es muy clara: la libertad exige
la facultad de poder obrar en sentido contrario. Te sorprenderá esta carta,
pero precisa hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún
compromiso podría excusarme de esa obligación
Recibe,
querido hijo, el abrazo de TU PADRE”
Fuente:www.chequeescolar.org
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ResponderEliminarHola Veropolox
ResponderEliminarSoy Victoria M. en el Twitter, y te respondo por aquí.
Como primer comentario, me ha gustado mucho lo expuesto por el texto.
Como segundo apunte, quiero aclarar a qué me refiero con quitar la religión en el colegio, puesto que en la carta creo que das a la asignatura más valor cultural que el valor moral que implícitamente (y explícitamente) se da en los colegios realmente.
Verás, resulta que yo he estado en colegio público en Madrid, en concertado de monjas en Valladolid, y por último, realicé mi bachiller en uno que rozaba la ideología opusina (también concertado). Por tanto, no consideres que hablas con una que sabe "de oídas las cosas": toda la experiencia con religión la he vivido en distintas facetas, tanto el modo extremo y rancio, como modos más light de la asignatura.
Estoy de acuerdo en que debería haber una asignatura de cultura general, y entre ellas destacar la religión, porque queramos o no, es un claro influyente del pensamiento social, necesario para entender la historia como nuestro presente. Una asignatura bajo el nombre de Religión que englobe la religión desde un punto estrictamente objetivo (evolución, qué dice la religión, insitución de la Iglesia) no sería del todo desacertado.
Ahora bien, hay que tener clara una cosa: de la misma formas que esgrimes como argumento "hay que saber para rechazar", tampoco me parecería bien que la religión se centrase en la cristiana, por muy influyente que sea, puesto que no es la única. Si consideras imprescindible conocer para rechazar, ¿por qué no damos taoísmo, budismo, islamismo, judaísmo? ¿por qué no dar las diferentes visiones del cristianismo, como el mormonismo? yo hasta que no hice una búsqueda por mi cuenta, no supe que coincidía más con el protestantismo que con el catolicismo (en mi breve periodo de cristiana) Sin embargo, Religión actualmente es la defensa de un dualismo de perspectiva: o crees (en el Dios Occidental, por tanto, en las normas morales que te enseñen acorde a él), o no crees en nada. Muy mediocre.
Según como se dé, ofrece unas visiones muy imprecisas de la ciencia y la filosofía, pero muy apetecibles para las mentes más vagas. Dicho sin rodeos: la gente que quiere seguir nadando en la ignorancia, o se siente más cómoda sin pensar, recurre a la religión (no todo religioso es así, sino que alguien que trabaja poco la cabeza está predispuesto a cualquier doctrina que le ofrezca respuestas, y evidentemente la religión es una de esas salidas, al igual que las sectas, los espiritismos, las sociedades). Por eso ves a gente como yo, atea ferviente, reclamar por librar a la gente de semejante lavada de cerebro. Me explico mejor: a mí no me importa que mi hijo reciba una educación sobre la Iglesia, el cristianismo (y demás religiones, creo que en un mundo global es de suma importancia conocerlas), siempre que se mantenga desde una perspectiva profesional. El problema de religión es que es una asignatura que, en el cien por cien de los casos, adoctrina bajo una serie de normas morales.
ResponderEliminarCuando tuve religión en Madrid, en un colegio público, se limitaban a hablarnos de valores universales occidentales, como "sé bueno con los demás" "no hagas lo que no quieres que te hagan" "ama al prójimo" y leíamos algunos cuentos bíblicos divertidos. Es decir, ligábamos el bien moral con la religión, cosa que en principio no me importa, ya que un niño no tiene conocimiento de la fuente de la ética. Posteriormente, en el colegio de monjas, empezamos a dar un montón de pseudo-argumentos sobre la existencia de Dios, y ahí ya empecé a mosquearme. ¿Por qué he tenido que aguantar horas como borrego escribiendo un montón de parrafada que podía yo misma rebatir en un examen? por muy religioso que sea el recinto, no creo que haya derecho a crear un montón de demagogos ¿No es ilógico tener que hacerse el idiota para aprobar? el 'súmmum' de la desfachatez fue cuando compararon la existencia de Dios con el del amor, una auténtica falacia que puedo rebatir en tres frases desde los quince años.
Por último, en mi bachiller, y ya con una clara tendencia atea, decidí por puro placer, irme a un colegio catecumenista. Me imagino que sabrás de qué palo van, pero se simplifica en una ideología evangelizadora, y un ambiente neo-conservador que ensucia un kilómetro alrededor. La asignatura de religión era claramente, un adoctrinamiento político, ideológico y ético: alababan al PP; nos remitían a información falsa (páginas web caducadas y con experimentos científicos sin acreditar) para decirnos que el preservativo daba cáncer, o que la eutanasia era asesinar abuelos en una residencia. No contentos con ello, criticaban otros movimientos espirituales y religiosos, como el New Age, el Islam, sin tener en cuenta que en clase podía haber afiliados o podíamos tener conocidos que practicasen dichos rituales y religiones.
Me busqué esa situación, porque me lo tomé como una tarea de investigación. Además, era divertido, más que mal rollo me daba risa lo triste de la situación. Una de las cosas que más me llamó la atención -y aquí es cuando me pico- es que en asignaturas como Geografía, se impartían mensajes ideológicos o de una corriente de pensamiento; íbamos a ver vídeos de apariciones marianistas, vídeos contra el aborto (malísimos, por cierto), incluso charlas de gente de familia de bien a hablar de cosas de la vida de la que, por lo visto, no tienen una idea real. Y eso fuera de horas escolares, o metido entre asignaturas no religiosas. Como último apunte, teníamos una cita obligatoria cada semestre con el padre del colegio, que me obligó a confesarme, e incluso llegó a preguntarme si mantenía relaciones sexuales con mi amigo, y a algunos cuantos si practicaban la masturbación.
Te comento todo esto como curiosidad, y para que veas a qué me refiero con asignatura de religión. En ninguna de las tres vertientes he dado ésta de forma seria, sino primero, como una clase de valores morales (ligadas a la existencia de Dios... que bueno, los niños creen en el Ratoncito Pérez, no creo que les haga un daño real), posteriormente a defender mi supuesto credo, con argumentos basura fácilmente rebatible para alguien con dos dedos de frente, y también ciertos tintes morales, y ya por último, una asignatura a la que podría llamar Panfleto Pepero y Antiaborto. A las dos primeras puedo mantenerme algo reticente a dar mis impuestos, pero ¿qué me dices del tercer modo? no es precisamente el más escaso, y sin embargo, con mi dinero pago para que alguien le diga a algunas personas que voten al PP o que se nieguen a usar preservativo (por cierto, en mi última escuela ha habido casos de embarazo y aborto, lo cual demuestra el daño 'de facto' que producen estos bonitos mensajes) Realmente peligroso.
ResponderEliminar¿De verdad es una cuestión de izquierda? si hubiera una asignatura que dijese expresamente que votáramos a ZP o que abortar es bueno (esto no lo considero de izquierdas, pero bueno), me moriría de asco y de vergüenza al ver a mis "compañeros de equipo" promulgar esos eslóganes. Yo pido una educación objetiva, donde sí tiene cabida la religión, pero siempre desde un aspecto cultural, nunca como un modo de vida, o una serie de valores que siquiera le pertenecen (y hasta que no se da Kant en bachillerato, en filosofía, puedes pasar la vida pensando que la fuente de la moral es Jesucristo) Eso se da en casa, en la Iglesia. Pero no con mi dinero.
Un cordial saludo.