ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR
UNA FAMILIA FELIZ (I)
En el
presente post, y en los que seguirán, transcribiré las notas que sustentan la
conferencia que impartí el pasado domingo 27 de marzo en Conchel, Huesca, con
motivo de la IV Jornada de Oración por las familias. Son pues material de apoyo
de una disertación, por lo que es posible que no resulten muy coherentes al ser
leídas, no obstante lo cual me parecen de la suficiente utilidad para ser expustas
aquí a los comentarios de público y crítica. Aquí va la primera entrega:
ESTRATEGIA PRIMERA
PRIMERO CONSIGAMOS UN
MATRIMONIO FELIZ
Una persona sabia, y muy
querida me dijo un día una frase de una profundidad insondable: “Los niños
tienen derecho a que sus padres se quieran”
El matrimonio supone que el
tránsito del enamoramiento, del manifestarse como «el ser más encantador» para el otro deba
transformarse en “ser el verdadero bien” para el otro. (P.J. Viladrich).
CARÁCTER, TEMPERAMENTO
Casarse supone, entre otras
muchas cosas, asumir, acertar el mal carácter del otro, todos tenemos mal
carácter, todos. No, es que son cosas de mi carácter, pero más bien «son cosas
de tu falta de carácter».
EL AMOR ES PACIENTE
El Santo Cura de Ars tenía un
temperamento muy brusco, casi violento, no tenía precisamente la virtud de la
paciencia, pero «se hacía violencia» a sí mismo para ganar esa virtud. Hay
muchas anécdotas:
Cuenta la sacristana que un
día, recién llegado a la Parroquia, fue a su casa un hombre y se puso a
insultarle. El cura escuchaba sin decir palabra; después quiso acompañarle a la
puerta y le despidió dándole un abrazo. Este sacrificio, este dominio de sí le
costó tanto esfuerzo y le causó tan viva impresión que a duras penas pudo subir
las escaleras de su cuarto y tuvo que echarse en la cama, y le salieron
ronchas. El esfuerzo y la tensión que le costaba el contenerse en estos casos
era tanto que a veces quedaba preso de cierto temblor. Y decía «cuando se ha
vencido una pasión hay que dejar que los miembros tiemblen». No era más que una
descarga nerviosa.
¡Cuántas veces nos
alegraremos de haber sabido callar!. Después, sólo después, cuando ya no
estamos enfadados, y viendo ya las cosas con cierta distancia, será el momento
de hablar.
«El amor se apoya en dos
pilares: paciencia y bondad. Enfadarse nunca mejora las cosas, suele generar
más problemas. Pero la paciencia para en seco cualquier controversia. Cuando
decides ser paciente das una respuesta positiva a una situación negativa. La paciencia
trae tranquilidad interior ante una tormenta exterior. Y es el amor quien te
enseñará a ser paciente. La paciencia nos hace sabios. Así como la falta de
paciencia transformará nuestro hogar en una zona de combate, la práctica de la
paciencia fomentará la paz y la tranquilidad».
«La paciencia es el
ingrediente esencial en una relación matrimonial» (El desafío del amor, de
Stephen y Alex Kendricks).
La paciencia es pues la
manera cómo el amor reacciona para reducir al mínimo una circunstancia
negativa. Es pues, un medio de defensa. Y ¿Cuál es el medio de” ataque”,
activo, positivo? La amabilidad, dulzura, buena disposición, iniciativa para el
bien.
Recientes estudios confirman
en efecto saludable de la relación matrimonial exitosa:
«El mensaje para difundir es
el siguiente», terminan diciendo los autores, «Las relaciones exclusivas y
solidarias confieren beneficios sustanciales en salud mental y física, que
aumentan con el paso del tiempo.»
David Gallacher y John
Gallacher, son los autores de un libro que lleva por título: Are relationships good for your health? (¿Son las relaciones humanas beneficiosas
para su salud?). Fue publicado en la Revista Británica Médica (British
Medical Journal), el 28 de enero de 2011.
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